- Regla de oro: cuidar tus porciones. ¡Todo cuenta!
- Las vacaciones son una buena oportunidad para experimentar nuevos sabores y disfrutar de la cocina local. Muchas veces los precios de los restaurantes de comida rápida son más caros y con menús altos en grasa saturada, harinas refinas y azúcar.
- Al comer en un restaurante indaga más sobre el menú, pregúntale al mesero cómo está preparado el platillo que quieres elegir y cómo se sirve, así puedes hacer algunos cambios a tu elección; por ejemplo si pides pollo y viene frito, quizá puedas pedir que lo cocinen a la plancha. Acompáñalo con verduras al vapor (sin mantequilla) o una ensalada en lugar de papas fritas o puré de papa.
- Otra buena opción es comenzar con una ensalada de buen tamaño con varios vegetales, entre más colorida mejor; cómela con aceite de oliva, vinagre más orégano o limón. Evita los aderezos cremosos.
- El pescado es buena opción, aporta buena cantidad de ácidos grasos Omega que son muy saludables para el corazón. Evita los platillos con pescado empanizado o frito y prefiérelos a la plancha y sin mantequilla.
- Ten cuidado con los antojos, evita comer pan, galletas o cualquier cosa que veas en la calle esto te quitar el hambre y puede que no disfrutes de las delicias del lugar que visitas. Sé generoso con las verduras y frutas, agrégalas a tus comidas fuertes y así evitaras estar comiendo antojitos todo el día.
- ¿Quieres postre? procura pedir gelatinas, la fruta de temporada o la de origen del lugar que visitas, si eliges un postre del menú puedes compartirlo con tus acompañantes y así ahorrar dinero para lo que resta del viaje.
No olvides que tus buenos hábitos de alimentación que has logrado hasta ahora pueden perderse más rápido de lo que imaginas, recuerda ser selectivo y cuidar tu salud.
¡Disfruta tus vacaciones!