El asma es una enfermedad crónica caracterizada por ataques recurrentes que pueden incluir disnea (dificultad para respirar), opresión en el pecho, tos y/o sibilancias (sonido silbante o chillón al respirar) presentándose varias veces en el día o a la semana. En algunos pacientes los síntomas se exacerban al realizar actividad física o por las noches. (1)
Es una de las enfermedades crónicas más comunes del mundo; la Organización Mundial de la Salud estima que la actualidad hay 235 millones de pacientes con asma, siendo más recurrente en los niños (1). Está asociada con las comunidades urbanas y se estima que el 2025 podrían haber otros 100 millones de personas con asma. Es una enfermedad costosa ya que representa la pérdida de aproximadamente 15 millones de años de vida ajustados por discapacidad (medida que se expresa como el número de años perdidos debido a enfermedad, discapacidad o muerte prematura).(2)
Se ha planteado la hipótesis de que el incremento en la prevalencia de asma, se debe a una menor ingesta de antioxidantes (vitamina A, C y selenio), deficiencia de vitamina D y una mayor relación de ácidos grasos omega 6 (margarina y aceites vegetales) respecto a omega 3 (atún, salmón, sardinas) como consecuencia de la transición alimentaria de un dieta que comprendía alimentos naturales y comercializados localmente a una dieta dominada por alimentos procesados (2)
Por ende la nutrición tiene un rol importante en el asma, considerando que una alimentación saludable, rica en frutas y verduras frescas y granos enteros, aportan antioxidantes que podrían modular el daño de radicales libres en el pulmón. Además, se ha propuesto que ciertos componentes de los alimentos, tiene una serie de propiedades antiinflamatorias y antialérgicas, que pueden tener un efecto protector contra el riesgo de asma (3).
En un estudio realizado en la ciudad de México en un total de 257 niños con asma persistente, se encontró que una ingesta de vitamina C mayor a 105 mg/día disminuye el efecto del ozono en la función pulmonar en una área con alta exposición a contaminantes. Este estudio sugiere, que una ingesta de vitamina C superior a la recomendada (IDR 45 mg/día) se alcanza sólo con la dieta y NO se requiere de suplementación. Toma en cuenta que 1 rebanada de papaya o piña más dos naranjas aportan 105 mg de vitamina C por día. (4)
En adultos, el consumo de manzana se ha asociado con una menor probabilidad de asma, y en los niños, el consumo diario de platanos, frutas citricas y kiwi se han asociado con una menor probabilidad de sibilancias. Asimismo un patrón de alimentación mediterráneo basado en una alta ingesta de alimentos locales, frescos y mínimamente procesados, con una alto consumo de frutas, verduras, leguminosas, oleaginosas, carnes blancas (pollo y pescado), yogur y queso bajos en grasas, un bajo consumo de azúcares y carnes rojas; se ha asociado con una menor probabilidad de asma y sibilancias en los niños. (2)
Respecto al consumo de grasas, se ha encontrado que un mayor consumo de grasas poliinsaturadas (PUFA n-6) incluyendo margarina para untar y aceites vegetales (maíz, canola, girasol), se ha asociado con un mayor riesgo de sibilancias en niños y asma en adultos. Mientras que una mayor ingesta de pescado se ha asociado con un menor riesgo de asma en adultos y niños. Sin embargo, no hay suficiente evidencia científica para recomendar de manera rutinaria la suplementación con omega 3 para el control de asma.
Finalmente han reportado bajos niveles de vitamina D (25-hidroxivitamina D; sintetizada por la piel mediante la exposición solar u obtenida de fuentes alimentarias como leche, yema de huevo, salmón, atún) en suero, los cuales se han asociado con una menor función pulmonar en adultos; y con un incremento en la gravedad del asma, en función de ingresos hospitalarios, uso de medicamentos y alergias, en niños.
En conclusión, en pacientes con asma es muy importante una alimentación que incluya alimentos frescos, nutritivos y variados, que permita la inclusión principalmente de antioxidantes (frutas y verduras), así como de omega 3 (salmón y atún) y vitamina D (leche, huevo y exponerse 20 min por día a la luz solar), con el fin mejorar la función pulmonar y evitar cuadros graves de asma; considerando que hasta la fecha ningún suplemento o multivitamínico a mostrado efectos positivos para su control.
Fuente:
1.https://www.who.int/respiratory/asthma/es/
2. Allan K y Devereux G. Diet and Asthma: Nutrition Implications from Prevention to Treatment. J Am Diet Assoc 2011; 111(2):258-68
3.Garcia V, Del Giacco S, Moreira A, Bonini M, Charles D, Reeves T, Carlsen K, Haahtela T, Bonini S, Fonseca J, Agache I, Papadopoulos N, Delgado L. Asthma and dietary intake: an overview of systematic reviews. Allergy 2016; 71 (4): 433-42.
4.Moreno-Macías et al. Ozone exposure, vitamin C intake, and genetic susceptibility of asthmatic children in Mexico City: a cohort study. Respiratory Research 2013, 14:14. Disponible en http://respiratory-research.com/content/pdf/1465-9921-14-14.pdf