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  • Dieta keto: lo que debes saber

    La dieta cetogénica (keto) tuvo sus inicios en 1920´s en pacientes con epilepsia, para reducir hasta en un 50% las convulsiones. Posteriormente investigaciones científicas mostraron que es una estrategia eficaz para perder peso, mejorar la memoria en pacientes con Alzheimer y mejorar la escala unificada de la enfermedad de Parkinson por la Sociedad de Trastornos del Movimiento (MDS- UPDRS). 

    El objetivo de la dieta cetogénica (keto), es limitar la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos (leche, yogurt, fruta, arroz, pastas, tortillas, leguminosas) de 20 a 50 gramos de carbohidratos totales por día (el aporte de fibra se excluye de la suma total), utilizar las reservas corporales de grasas como fuente alterna de energía, a través de la formación de cuerpos cetónicos, los cuales suministran energía al corazón y cerebro. Además al aumentar la producción de cuerpos cetónicos, se incrementan los niveles de leptina (disminuye el apetito) y disminuyen los niveles de grelina (aumenta el apetito), lo que permite regular el apetito y generar mayor saciedad; sin embargo, los mecanismos exactos aún no están claros. 

    Una característica de la dietas cetogénicas, son las grasas muy altas, considerando que el 80% del aporte energético total proviene de este grupo de alimentos. De manera tradicional, incluían ácidos grasos de cadena larga, como la carne, pescados azules, quesos, pescados grasos azules, aceite de oliva, aceite de soya, aceite de girasol y huevos; posteriormente, como una variación de las dietas cetogénicas se incluyeron  ácidos grasos de cadena media, como el aceite de coco, aceite de palma y aguacate, ya que tienen una mayor palatabilidad y producen una mayor cantidad de cuerpos cetónicos en comparación con ácidos grasos de cadena larga. 

    A corto plazo (6 meses a  1 año), la dieta cetogénica se ha asociado con una mayor pérdida de grasa corporal (9.7%) en comparación una dieta baja en grasas (2.1%). También ha mostrado mejorar la sensibilidad a la insulina, coadyuvar en el control de la glucosa, disminuir la concentración de triglicéridos, incrementar la concentración de colesterol bueno (HDL), disminuir circunferencia de cintura  y presión arterial. Entre los efectos adversos reportados destacan: mareo, fatiga estreñimiento e incremento en la concentración sérica de LDL (colesterol malo).

    Debido a la restricción severa de carbohidratos y elevada ingesta de lípidos, se requiere una previa valoración nutricia antes de iniciar con una dieta cetogénica, ya que NO todos los pacientes pueden verse beneficiados, tal es el caso de pacientes con diabetes que toman hipoglucemiantes (fármaco para disminuir la glucosa), pacientes con colesterol malo elevado (LDL) y en pacientes con hipertensión. En este último grupo, recomienda monitorear la presión arterial y realizar ajustes si es necesario. Los pacientes que SÍ podrían responder favorablemente son aquellos con sobrepeso, obesidad, síndrome metabólico y prediabetes. 

    Desde mi punto de vista como nutrióloga, la dieta cetogénica puede utilizarse como una estrategia de pérdida de grasa durante 1-3 meses con el adecuado monitoreo,  debido a que NO es sostenible a largo plazo, como lo es un patrón de alimentación saludable que incluya todos los grupos de alimentos. Finalmente debe prestar especial atención a los productos industrializados “KETO” que suelen venderlos como productos “dietéticos” ya que son sumamente energéticos y altos en grasa. Este tipo de productos podrían ser una alternativa SÓLO para aquellos pacientes que se encuentran bajo el régimen de una dieta cetogénica recomendada por nutriólogas.

    Referencias Bibliográficas
    Walczyk T y Wick J. The ketogenic diet: making a comeback. The Consultant Pharmacist® 2017, 32(7), 388-396.
    Abbasi J. Interest in the ketogenic diet grows for weight loss and type 2 diabetes. JAMA 2018; 319(3): 215-217.